INTRODUCCIÓN DE LAS COMILLAS DE PENSAMIENTO:
¿Cómo transcribimos los diálogos? Directamente, sin ningún upo de inciso aclaratorio, con muy pocas acotaciones o explicando detalladamente el estado de ánimo y las características de los hablantes.
¿Cómo transcribimos los diálogos? Directamente, sin ningún upo de inciso aclaratorio, con muy pocas acotaciones o explicando detalladamente el estado de ánimo y las características de los hablantes.
La
tradicional española
En español, los
diálogos se abren con una raya o guión medio (-). Esta raya se usa al inicio de
la frase (pero no se repite al cierre de la misma) y cuando se indica la persona
que habla, cerrando sólo la aclaración intercalada:
-Creo que vendrá
pronto -dijo Finita algo asustada.
Veamos un ejemplo
tomado de una novela:
-Imagínate una
organización ultraclandestina perfecta, dispuesta a liquidar esta nueva forma de
barbarie y de opresión que llaman democracia.
-Me parece
excesivo -respondí para no parecer muy impresionado-. Como ya te dije, yo me
conformaría por ahora con liquidar a algunos sujetos
antipáticos.
JUAN JOSÉ MILLAS,
Letra muerta
Aunque en español
se suele preferir la puntuación tradicional (con raya) para el diálogo, se
suelen utilizar las comillas cuando lo que se reproduce es un
pensamiento.
Ambas formas de
representación pueden coexistir:
Ejemplo:
-No sé por qué
siempre que muere una mujer joven y hermosa todo el mundo imagina que detrás hay
un tercero y un triángulo amoroso -ironizó.
«Porque muy a
menudo el triángulo es la causa de la muerte», pensó el detective. Pero no se
atrevió a decirlo todavía.
EUGENIO FUENTES,
El interior del bosque
La puntuación
correcta
La indicación del
diálogo se efectúa de la siguiente manera:
En los
parlamentos:
Al principio del
parlamento, la raya (-) se pega a la palabra que le sigue:
-La lluvia es
pasajera.
Cuando el
parlamento va a continuación de un inciso, no lleva antes raya o
guión:
-La lluvia es
pasajera -afirmó Blas-. De todos modos, no salgas ahora.
En los incisos, la
primera raya va junto a la palabra que comienza el inciso, y la segunda, junto a
la que le da fin.
-No lo creo
-dijo Blanca-. Es posible que se quede entre nosotros.
Si hay inciso, los
signos de puntuación necesarios para indicar la entonación correspondiente
(coma, punto y coma, punto seguido) van después del inciso y no después del
parlamento, tal como aparece en el ejemplo anterior.
Otras normas para
la puntuación de diálogos son:
- Cada intervención se considera un párrafo y se marca con un guión largo en su inicio.
- Los incisos del narrador se encierran entre guiones, que actúan, respecto a la puntuación, como si fuesen paréntesis.
- Delante del punto final del párrafo de cada intervención se omite el guión
Usos de las
comillas
Las comillas suelen
utilizarse para indicar de los siguientes aspectos:
- Para marcar los pensamientos.
Ejemplo:
«Dios -pensó
Montag-, ¡cuan cierto es! La alarma siempre llega de noche. ¡Nunca
durante el día!»
RAY BRADBURY,
Fahrenheit 451
• Cuando
conviene marcar las palabras de uno o varios personajes en situaciones que no
son propia- mente de diálogo.
Ejemplo (también de
Fahrenheit 451):
[...] se había
sentado en una duna amarillenta junto al mar,
[...] tratando
de llenar de arena una criba, porque un cruel había dicho: «Llena esta
criba, y ganarás un real».
- Cuando en
un diálogo un personaje cita las palabras de otro diálogo, éstas se marcan con
comillas.
Ejemplo:
-¿Sabes cómo me
llamaba? Fea, así, Fea, como si fuera mi nombre. «Fea, ¿quieres traerme
un vaso de agua?»
ROSA CHACEL,
Barrio de Maravillas
Los matices
expresivos
Podríamos variar el
efecto que produce una línea de diálogo empleando distintos matices expresivos
en el tono, señalados con distintos signos de puntuación, de las siguientes
formas:
-Ahora te
arrepientes -dijo Federico.
-¿Ahora te
arrepientes? -preguntó Federico.
-¡Ahora te
arrepientes! -gritó Federico.
Si bien existen las
formas de puntuación clásica, cuyas convenciones debemos usar correctamente para
no con- fundir al lector, podemos crear nuestra propia manera de expresar el
diálogo, a través de letras mayúsculas para señalar al hablante, por ejemplo, o
de la manera que consideremos más idónea.
Sin el verbo
«decir»
Una posibilidad es
elaborar el diálogo de tal modo que el lector sepa en todo momento quién es el
que habla sin necesidad de indicárselo expresamente. En este caso, el guión se
utiliza sólo para abrir la voz, pero no para cerrarla.
Ejemplo:
-Abuela.
-¿Qué
quieres?
-Tengo que
comprar unas botas.
-¿Por
qué?-Abuela, los pies rezuman por la noche. De día, lo que hacen es tomar sangre y, con el frío, no les llega y se quedan blancos.
-Porque el suelo
está muy frío y los pies se me calan.
-Para eso eres
joven, y para eso está el brasero.
-Sí, pero al
brasero no vengo hasta la noche y, de día, aunque me los froto, no me
reviven.
-Las botas son
malas; no rezuma el pie y además crían callos.
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