viernes, 8 de mayo de 2015

DIÁLOGOS: PAÍSES, NACIONALIDADES, LINAJES.

Por Claudia Esther Cartasso:
        Un adjetivo gentilicio es "aquel que denota la procedencia geográfica de la persona" dice el diccionario de la lengua española de la Real Academia Española. El adjetivo gentilicio se puede convertir en sustantivo cuando se omite mencionar a la persona: "la francesa". por "la mujer francesa", por ejemplo.
         No importa de qué procedencia geográfica estemos hablando, podemos hablar de un país, una provincia, una región, un planeta, una galaxia reales o ficticias pero el gentilicio SIEMPRE se escribirá con minúscula.
         Una clase especial de gentilicios son las formas en que popularmente se llama a personas nacidas en ciertos lugares o aunque no nacidas al menos oriundas de determinados lugares: los porteños, los boricuas, jarochos, maragatos etc.


        Veamos ahora este ejemplo en el que Pélida y Atrida van con mayúsculas y alcaremos desde ya que NO son gentilicios. Pélida y Atrida remiten al linaje y no a la región de donde venían estos héroes.Los Pélidas eran los hijos del mitico Peleo esposo de la diosa Tetis. Aquiles era hijo de ambos por eso Homero lo llamó el Pélida, asi como a Agamenon y a su hermano Menelao los llamaba los Atridas por ser hijos del rey Atreo. :


"Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquileo; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes, a quienes hizo presa de perros y pasto de aves —cumplíase la voluntad de Zeus—desde que se separaron disputando el Atrida, rey de hombres, y el divino Aquileo.

"¿Cuál de los dioses promovió entre ellos la contienda para que pelearan? El hijo de Zeus y de Leto. Airado con el rey, suscitó en el ejército maligna peste y los hombres perecían por el ultraje que el Atrida infiriera al sacerdote Crises. Este, deseando redimir a su hija, habíase presentado en las veleras naves aqueas con un inmenso rescate y las ínfulas del flechador Apolo que pendían de áureo cetro, en la mano; y a todos los aqueos, y particularmente a los dos Atridas, caudillos de pueblos, así les suplicaba: —¡Atridas y demás aqueos de hermosas grebas! Los dioses, que poseen olímpicos palacios, os permitan destruir la ciudad de Príamo y regresar felizmente a la patria. Poned en libertad a mi hija y recibid el rescate, venerando al hijo de Zeus, al flechador Apolo.

"Todos los aqueos aprobaron a voces que se respetase al sacerdote y se admitiera el espléndido rescate: mas el Atrida Agamemnón, a quien no plugo el acuerdo, le mandó enhoramala con amenazador lenguaje (y sigue)

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